Menos inglés... ¡imposible!

A inicios de marzo de 2009, con la llegada del nuevo ciclo lectivo, se distribuyó una nueva campaña publicitaria gráfica por toda la ciudad de Buenos Aires. Es obvio que su protagonista principal nos llamó mucho la atención, como buenos aficionados al transporte que somos.

Foto: Alejandro Scartaccini.

Salta a la vista que los creativos de la agencia de publicidad no tuvieron mucho que pensar a la hora de elegir el ícono británico para graficar el aviso: el double decker londinense (y más aún si es un AEC Routemaster) es una de las imágenes clásicas que automáticamente nos remiten al viejo imperio británico. Si vemos una fotografía o nos cruzamos alguno por la calle, ahora que tras su jubilación se han desparramado por el mundo (y aquí en Argentina recalaron unos cuantos) en lo primero que pensaremos será en Londres, o en Inglaterra.

Junto a los tan característicos taxis negros londinenses, el histórico Big Ben, los pintorescos Bobbies y los inmortales Beatles, los double decker de la vieja London Transport cargan la responsabilidad de representar a su país de origen, estén donde estén. Son embajadores sin cartera e infinitamente más conocidos que los diplomáticos, digamos, de verdad. ¿Quién recuerda el nombre del embajador inglés en este momento en funciones? Seguramente muy pocos. Pero ante la visualización de uno de estos íconos, ya sea el ómnibus o cualquiera de los otros que nombramos, seguramente recordaremos a los británicos y a su hoy desdibujado imperio.

Pero este aviso tiene un detalle, que pasa casi desapercibido para el ojo no entrenado, que ha hecho que este aviso sea menos british que el mismísimo Inodoro Pereyra o que su autor, el recordado Roberto Fontanarrosa. El ómnibus es un AEC Routemaster, bien londinense, pero hay algo que los autores del anuncio no tomaron en cuenta y que desvirtúa en parte el objetivo del aviso. ¡Ojo! Es de suponer que casi todos los que lo han visto no se habrán percatado de ese sutil detalle y habrán continuado su camino convencidos de haber visto una imagen de un auténtico representante de la Rubia Albión. Pero no es así.

En realidad sí, es un AEC londinense, pero... los invitamos a descubrir juntos el error.

Estudiemos juntos fotografías de estos ómnibus, tomadas en diferentes lugares. Obsérvenlas minuciosamente y luego compárenla con la del aviso.

Tal vez éste sea el AEC Routemaster más austral del mundo, destinado a pasear turistas por la localidad de Ushuaia, capital de Tierra del Fuego, en el extremo sur de nuestro País. (Foto: Paul Bateson).

Esta imagen parece tomada en la cabecera de alguna línea de la lejana Londres, pero no es así: se obtuvo no muy lejos de Buenos Aires, en la localidad de Tigre. Estos ómnibus cumplieron un servicio gratuito que unía el Parque de la Costa y el casino adyacente con una enorme playa de estacionamiento, separada de ambos establecimientos por unas cuadras. Iban y venían trasladando gente en ambos sentidos pero, tras un par de años de servicio, fueron reemplazados por unidades más modernas. Hasta hace poco tiempo atrás aún yacían arrumbados en los galpones del Tren de la Costa, impiadosamente olvidados y muy degradados por el paso del tiempo y la desidia. (Foto: Aldo M. Daneri).

Crucemos a la vecina orilla y visitemos Punta del Este, a mediados de la década de 1990. Nos encontraremos con estos dos Routemaster, uno de ellos reformado -con el techo descubierto- para pasear turistas, que unían las diferentes playas y transportaban pasajeros de manera gratuita. Al mismo tiempo promocionaban diferentes productos, además de la radio FM de moda por aquellos años. Estaban tan enteros que hasta conservaban sus números de interno originales (RM 1951 el descubierto y RM 1740 el cubierto). (Foto: Alejandro Scartaccini).

El Museo del Automóvil, situado en el barrio porteño de Villa Real, mantiene un Routemaster en perfectas condiciones. Es utilizado para promoción del propio Museo o es alquilado para campañas publicitarias. Su viejo número interno, RM 698, es aún visible bajo la ventanilla del conductor. (Foto: Gregory Aslangulian).

No es muy usual encontrarse un Routemaster completamente blanco, pero sus colores muchas veces se eligen de acuerdo a la campaña publicitaria que deben realizar. Esta unidad, fotografiada en Mar del Plata, llamativamente conserva su matrícula original, relegando a la oficial a un espacio en el parabrisas de la cabina del chofer. (Foto: Claudio García).

Otro color muy poco visto en Routemasters: azul noche. Esta foto también fue tomada en Mar del Plata, lugar obligado de residencia de varios double deckers durante la temporada estival, en los últimos años de la década de 1990. (Foto: Aníbal F. Trasmonte).

Un Routemaster en su hábitat natural: Londres. Aquí vemos al RM 1171 pasando frente a los Tribunales londinenses mientras discurre por la línea 13. (Foto: publicación desconocida - autor anónimo).

Bien, ya hemos visto ejemplos en suficiente cantidad. ¿Los observó bien? Tómese su tiempo y revéalos, si quiere.

¿Ya está? Bueno, ahora observe nuevamente la fotografía que aparece en el aviso.

(Foto: Alejandro Scartaccini).

¿Ya se dio cuenta del error? ¿No? Bueno, fíjese la ubicación de la cabina del conductor: está a la izquierda. Y observe que, en las fotos de los ómnibus de verdad, está a la derecha. Ergo: ¡¡La foto del aviso está al revés!!

Los Routemaster fueron diseñados para circular exclusivamente en el Reino Unido y sus dominios, donde el sentido de circulación es, justamente, a la inglesa (conserve su izquierda, adelántese por la derecha) el contrario del sistema de circulación más usual y que es el que aquí conocemos (conserve su derecha, adelántese por la izquierda). Nunca se fabricaron Routemaster con la cabina de conducción a la izquierda, por la sencilla razón de que jamás se realizó una partida para algún país con circulación a la americana.

Al final, y a las pruebas nos remitimos, el ómnibus no era tan británico como aparentaba, pese a tener ese origen. Es fácil, para alguien que no conoce profundamente el tema, que un detalle como el que presentamos se le escape y, de esta manera, se desvirtúe el sentido del trabajo realizado.

Si bien hay que ser muy avezado y observador para darse cuenta, queremos que este aviso sirva como muestra de un montón de publicidades gráficas que hemos visto y que contenían errores muchísimo más evidentes que éste. Este anuncio no está solo en un desierto: a través de los años, muchísimas publicaciones y trabajos gráficos quedaron a nuestros ojos mal parados, por tener inexactitudes de mucho mayor calibre que ésta.

Quiero dejar en claro que, de ninguna manera, el objetivo de esta nota no ha sido burlarnos ni denostar a quienes realizaron este aviso, seguramente de buena fe. Pero podemos decir más que escapárseles la tortuga, perdieron el ómnibus... y no pudieron verlo de adelante...

Alejandro Scartaccini

Abril de 2009

Quiero agradecer a mi amigo Carlos Achával, periodista y observador a la enésima potencia, que fue el responsable de la génesis de esta nota al plantearme el acertijo con el aviso en cuestión.


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