Un Bus Brasilia en el Corazón.

Bogotá, 2004.

El antropólogo Marc Augé define el interior de los medios de transporte como “espacios del anonimato”: no-lugares. La experiencia de viajar en bus por las carreteras de Colombia nos muestra lo contrario: el bus es un lugar, un espacio altamente significativo, porque en todo momento del recorrido se nutre de los más variados sucesos que le dan identidad. El no-lugar se convierte en lugar  por la magia de los acontecimientos que ocurren en él.

El bus de Expreso Brasilia se zangoloteaba por la carretera casi imposible de Bosconia a Valledupar. Los pasajeros parecían no sentir el calor infernal de las dos de la tarde y charlaban a los gritos del Festival Vallenato que culminaría esa noche; en medio de la nube de polvo que inundaba el bus anticipaban el triunfo de los Hermanos López. – Oye, tú, gritó alguien al chofer: -¿tienes el cassette de los López? El impresionante equipo estéreo que contrastaba con el destartalado vehículo dejó oír, uno tras otro los cantos vallenatos que mencionaban lugares y pueblos que entonces yo no conocía pero descubría a través de los acontecimientos y las anécdotas que narraban las canciones: La Loma, Fonseca, El Alto, Urumita. En los comentarios de los pasajeros y en el equipo estéreo del bus Brasilia descubrí que lo importante no son los lugares sino las anécdotas que cuentan rasgos de la vida en ellos.  

Ese día de 1974, anticipé la emoción que sentiría unas horas más tarde, cuando los López ganaron el Festival, la misma que sentiría unos años más tarde con las melodías de Rafael Orozco o con el acordeón de Colacho, con Diomedes o con Celedón. Porque en un bus Brasilia, en medio de una nube de polvo ardiente, descubrí la magia de los cantos vallenatos, que es la magia de las relaciones entre las personas y con sus lugares, esa magia capaz de convertir a un pueblo en un mundo o a un polvoriento viaje, en el calor infernal de la tarde, en una experiencia de vida.

A mediados de la década de 1970, un canto de Santander Durán Escalona contaba, con fuerte contenido social, los viajes de los campesinos del Cesar por las sabanas de la costa colombiana y con la misma naturalidad con que describía algún rasgo del paisaje o la caja de cartón, ese infaltable equipaje que acompañaba al viajero, Santander Durán se refería al “Bus Brasilia” como un elemento más del universo vallenato. Es evidente que para ser incorporado en el folclor regional, el nombre Brasilia debió alcanzar, en aquellos años, un gran reconocimiento y una enorme significación en la comunidad costeña y esto ocurría apenas una década después de ser fundada la compañía.

La historia de Expreso Brasilia S.A se remonta a principios de los años sesenta, cuando el transporte de pasajeros entre las ciudades de la Costa Atlántica de Colombia aún se realizaba en destartalados vehículos mixtos para pasajeros y carga: las conocidas chivas con carrocerías de madera sobre chasis de camión, que eran un símbolo del campo colombiano. En aquel momento llegaron a Barranquilla unos buses procedentes de Ibagué, tenían carrocería metálica, silletería acolchonada y colores muy vistosos, dice el Sitio Web de Expreso Brasilia S.A y agrega que finalmente fueron 14 unidades que comenzaron a circular entre Barranquilla y Cartagena, ruta que más tarde se prolongó hasta Sincelejo.

Así, el transporte entre las ciudades de la Costa adquirió un nuevo nivel de confort y una clara identidad urbana. Las dos empresas tradicionales de Barranquilla: Transportes Vergara y Express del Norte se fusionaron con el nuevo modelo de transporte y el 11 de agosto de 1961 se constituyó Expreso Brasilia S.A.  

Porque en esos años, la nueva capital del Brasil era símbolo de todo lo nuevo y todo lo moderno; sin dudas, la nueva empresa de transporte debía llevar su nombre.


Figura 1: bus Ford 1961 carrozado por Superior.


Figura 2: cartel de una agencia de Expreso Brasilia en los años 60

La figura 1muestra uno de los primeros modelos de la empresa: un chasis Ford con carrocería Superior, cuando ésta se ensamblaba con partes importadas de la casa matriz norteamericana: una carrocería totalmente metálica con claras referencias al modelo de autobús escolar de esa fábrica.  A fines de los años 60 la empresa se consolidó con la expansión de las rutas y la incorporación de nuevas unidades carrozadas por Blue Bird también sobre chasis de camión.


Figura 3: primeras rutas de Brasilia en la Costa.

- Había una cadenita en el frente, encima del puesto del  chofer, esa era la bocina de aire: el pito... y yo no me aguantaba el calor dentro del bus, en la estación de Barranquilla, dijo Alicia y luego de una pausa, agregó: - Entonces me colgué de la cadenita y sonó como un estruendo. Todos corrieron: el chofer, los empleados de la estación y algunos pasajeros.  Se pusieron furiosos conmigo, pero yo estaba más furiosa que ellos porque ya era la hora de salida y ni siquiera había subido el chofer...


Figura 4: Cartagena, Camellón de los Mártires.

La dinámica de expansión del ferrocarril, iniciada a fines del siglo XIX continuó integrando la República hasta fines de la década de 1950, pero fue la red vial la que finalmente logró integrar el fragmentado territorio nacional. Este énfasis en la vialidad evidencia el desplazamiento de la influencia europea hacia la estadounidense, permitió el desarrollo de nuevos enclaves petroleros (Tibú, Barrancabermeja, etc.) y creó una red circulatoria cuya capilaridad alcanzó hasta los más pequeños poblados.            

Estas transformaciones desarrollaron también nuevos centros de intercambio entre diferentes medios de transporte o entre distintas rutas terrestres, situación que llevó a la decadencia de algunos pueblos y ciudades y al surgimiento de otros.            

Como se ve en la figura 3, pocos años después de su fundación, las rutas de Expreso Brasilia se extendían por la Costa Atlántica, creando nuevas conexiones entre centros o actuando como enlaces con otras poblaciones a partir de la línea férrea que conectaba Bogotá con Santa Marta, tal es el caso de Bosconia, Fundación o Ciénaga en la antigua zona bananera del Magdalena.    

            Dos hechos transformaron la imagen y la escala empresarial de Expreso Brasilia en los años setenta. Uno fue el desarrollo de Colmotores, importante industria automotriz, que trajo al país -con el nombre Dodge- un chasis especial para ómnibus interurbano que cambió radicalmente los estándares de confort en los viajes de larga distancia. Este chasis permitió el desarrollo de nuevos modelos de carrocerías que actualizaron el enorme retraso que tenía Colombia en este campo en relación a otros países de Iberoamérica.

El otro hecho es la importación, por parte de Expreso Brasilia S.A, de algunas unidades tipo Sultana (fig.5) de fabricación mexicana sobre chasis Ramírez, que incorporan adelantos técnicos tales como el doble eje trasero, el aire acondicionado y el servicio sanitario a bordo.


Figura 5: Sultanas del Caribe. Chasis Ramírez de México, bus modelo Sultana 1972.

En 1976 vivía en Cartagena y viajaba frecuentemente a Barranquilla. Un día no quise esperar el expreso y subí en el primer bus que apareció en la oficina de Brasilia, junto al Castillo de San Felipe: era uno de esos “buses corrientes” que venían desde Montería en un viaje eterno con infinitas paradas. Apenas arrancamos, comenzaron a tocar los músicos: unos viejos casi disecados que mezclaban las notas de sus gaitas con el aroma del aguardiente y el calor sofocante que entraba por las ventanillas abiertas. Antes de Sabanalarga nos pasó la Sultana: un meteoro de plata con atmósfera de aire acondicionado.


Figura 6: Cartagena, centro histórico.

Con los buses mexicanos, Expreso Brasilia creó el servicio “Sultanas del Caribe” entre Cartagena, Barranquilla y Santa Marta, después prolongado hasta Maicao, el puerto libre en la frontera venezolana, que movía un gran número de comerciantes desde las ciudades de la Costa colombiana (fig. 7).

Hasta el día de hoy, Brasilia ha incorporado constantemente los más modernos buses en los servicios de larga distancia y preferenciales, en la actualidad dispone de las más avanzadas carrocerías producidas en Colombia e importadas, pero nada iguala el recuerdo del confort, la velocidad y la serenidad en la fantástica experiencia de recorrer la Costa en las enormes Sultanas con sus grandes vidrios oscuros y el característico zumbido del poderoso motor.


Figura 7: La ruta de las Sultanas del Caribe

La tormenta golpea contra las ventanillas del bus Brasilia; los pasajeros duermen con el sopor que produce el calor de la noche; pero a él, la ansiedad del reencuentro lo mantiene despierto. Piensa en la última vez que estuvieron juntos en la arena, bajo el único almendro de la playa. Cierra los ojos y lo inundan las imágenes del recuerdo, está bañado en sudor pero siente la boca seca, casi sin saliva y el deseo le oprime el pecho.

Cuando despierta, el cielo está apenas iluminado con la primera luz del amanecer. Aún llueve y el campo continúa tan monótono y plano como cuando lo adivinaba bajo la luz de los relámpagos. Al fondo, muy lejos, la Sierra Nevada se pierde entre las nubes. Imagina la línea del mar que pronto se dibujará en el horizonte, recuerda la tarde que caminaron por el borde del barranco, el momento que vivieron bajo el único almendro de la playa y la piel salada y tibia bajo su cuerpo húmedo.

El movimiento de los pasajeros anuncia el fin del viaje. El bus Brasilia entra en la estación, pronto hará un último giro y se detendrá en la plataforma de llegada. Imagina que ella estará esperándolo, aunque una sombra de duda cruza su pensamiento y se aterra: - podría no estar, piensa y todo su cuerpo se estremece - podría no haber venido...

Algunos pasajeros se ponen de pie y se agolpan en el corredor, él mira por la ventanilla y busca entre quienes están en la plataforma: - Allá... junto a la columna, no, no es... quizás esté en la puerta... la duda da paso al desasosiego; el mundo que construyó durante el viaje se estremece y amenaza derrumbarse. Por fin el bus se detiene; por un extremo de la plataforma aparece, corriendo, una sombra borrosa. – Sabía que vendrías, piensa.


Figura 8: Tasajera, Ciénaga Grande

A fines de la década de 1970 se inició la modernización de la flota de “buses corrientes” y aparecieron nuevos modelos de ómnibus frontales, también  sobre chasis ensamblados por Colmotores: los Dodge P-60 con motores Cummins diesel ubicados en la parte delantera. La figura 9 muestra una de estas unidades con una muy proporcionada y armónica carrocería con piso y techo escalonados, realizada por Superior : un notable avance respecto a los tradicionales buses corrientes. Así, Expreso Brasilia S.A definió dos tipos de servicios: el corriente con estos buses y el “Pullman” con las también nuevas unidades con motor atrás.

Figura 9: bus corriente, chasis y mototr Dodge-Cummins. Carrocería Superior

A principios de los años 80, Blue Bird presentó un nuevo modelo de carrocería para larga distancia, sobre el chasis P-900 con motor trasero: un bus con reminiscencias “europeas” al decir de los transportistas de esos años, con grandes ventanales rectos, un casi imperceptible escalón en el techo con una enorme ventana inclinada que acentuaba la longitud del vehículo y un alto grado de confort para los pasajeros a partir del equipo de aire acondicionado Thermo King, instalado en la parte trasera de la carrocería (figs.10 y 11).


Figura 10: Carrocerías Blue Bird, modelo Halcón. Frente


Figura 11: Carrocerías Blue Bird, modelo Halcón. Interior

Ese modelo de Blue Bird se constituyó en la base de la flota “Pullman” para larga distancia de Expreso Brasilia durante los años 80 y aún después, con la producción del chasis Isuzu por parte de Colmotores, el que más tarde, con la  carrocería Olímpica COX 2000 fue el modelo emblemático de los años 90 (figura 12).

Figura 12: carrocerías Olímpica sobre chasis Isuzu.

El popular “bus-bala”, resultado de la combinación Isuzu-Olímpica, con su aerodinámico perfil, cambió nuevamente los estándares de confort en el transporte automotor de pasajeros, logró la puesta al día del país en ese rubro y se convirtió en la más popular silueta en las carreteras colombianas, junto con los nuevos –y fuertes- modelos de la fábrica Blue Bird, los tubulares de Superior y las excelentes carrocerías de AGA, en Boyacá, que por su diseño y cuidadosos acabados llegaron a ocupar una importante franja del mercado del transporte (fig.13).


Figura 13: carrocerías AGA-Royal Class sobre chasis Isuzu.

Camino ansioso por la terminal de transportes de Bogotá; por fin voy a conocer el mar... relata Emilio emocionado y agrega, - Soy el último pasajero. Detrás de mí se cierra la puerta.

Han pasado varias horas desde que partimos. Supongo que la noche estará llena de ruidos y olores del monte, pero en el interior climatizado del bus aún se vive el frío bogotano. Al fondo, el resplandor anaranjado de las refinerías de petróleo nos anuncia la cercanía de Barrancabermeja.

 -¿Qué pasa?, -¿por qué detuvieron el bus? -¿Quiénes son?, - ¿son los paras?, ¿son los guerrillos?

- Bajen del bus con calma, dice uno de ellos, -las mujeres a la izquierda con el bolso en la mano y los hombres a la derecha, con la cédula en la mano.

La noche es muy caliente y el aire está lleno de mosquitos.

Pase a ese grupo, me dicen; otro grita: -La requisa terminó, suban al bus y sigan viaje...

En medio de la noche quedan tres personas retenidas con aquel grupo; el bus avanza silencioso; en el interior, nadie habla, el televisor está apagado. Con la primera claridad del amanecer, el chofer anuncia: -Aguachica, paramos media hora para desayunar.

En silencio nos sentamos en las mesas más cercanas a la cocina. – Será que los mataron... dice una señora. Nadie responde. Un señor, que en el bus ocupa un asiento adelante del mío, levanta la vista y la mira con expresión indefinida. La señora calla.

-¿Qué se puede desayunar? pregunta alguien; -Quiero café con leche, dice otro. En la cafetería suena un vallenato: El Compae Chipuco...

Durante la década de 1990 las rutas de Expreso Brasilia S.A. se extendieron por toda Colombia, desde la frontera con  Ecuador hasta Maracaibo, Valencia y Caracas en Venezuela (fig.14). El servicio preferencial de lujo Gaviota está conformado por una enorme flota de buses modelos 2002 a 2004 con los últimos adelantos en materia de confort: sillas ergonómicas, servicio de comidas calientes a bordo, equipos DVD y sistema de intercomunicación satelital que garantiza la seguridad del recorrido en todas las carreteras.


Figura 14: Red actual de Expreso Brasilia S.A.


Figura 15: Servicio preferencial Gaviota  


Figura 16: Servicio preferencial Gaviota Express

Han pasado apenas cuarenta años desde la llegada a Barranquilla de aquellos “buses metálicos” que iniciaron el servicio a Cartagena y luego se aventuraron por los difíciles caminos de la Costa hasta la compleja red que hoy cubre Expreso Brasilia S.A. con los últimos modelos de autobuses, cuarenta años que acompañaron la actualización de Colombia no solamente en el rubro transporte.






Figuras 17, 18 y 19: Vistas de la maqueta del modelo Superior-Marcopolo para los serviciospreferenciales Gaviota.

Fuentes:

www.expresobrasilia.com

Archivos Fotográficos M. Currea y F. Martínez

Diario El Heraldo

Publicación especial: Aniversario de Barranquilla

Seminario de redacción de guiones radiales, U.Nal.de Colombia

Superior-Marcopolo

Redacción: Juan Carlos Pérgolis
2004


Figura 20: Cartagena, vista hacia Bocagrande

BusARG.com.ar - Primer Museo Virtual del Transporte Argentino ] Buenos Aires, Argentina
http://www.busARG.com.ar [ info@busarg.com.ar

© Copyright 2006, SoloBUS.ar // Division WEB. Todos los derechos reservados.
Division: Soluciones en Diseño Web
Web: http://www.solobus.com.ar - E-mail: info@solobus.com.ar